Parque Sempione, Milán
Lo único que hice fue correr con ella, me dice con la voz pausada, mirada
perdida y semblante pálido, retrato de un hombre derrotado. Dibujo dos
círculos en mi cuaderno tratando de concentrarme y le pido que me vuelva a
contar su historia. Quisiera ofrecerle un cigarrillo pero me queda sólo uno y
sé que lo necesitaré después. Él entonces descansa sus manos sobre la mesa y
comienza.