(Primer capítulo: 1. Fuego Interno)
Iglesia Virgen Milagrosa. Miraflores, Lima - Perú
Cuando Alejandro conoció a Paloma, ella estaba de la mano de otro hombre. Se los veía felices, parecían disfrutar de la mejor de sus etapas como enamorados.
- ¿Te mueres por ella no?
- Es simpática pero nada más.
- Voy a tomar una foto de tu cara cuando la ves pasar.
- ¿Cuál cara, estás loca?
- A no ser que estés viendo al enamorado, jajaja.
- Ah estás graciosa.
Lo que no sabía Melisa – la mejor amiga de Alejandro- era que tenía razón. Él adoraba a Paloma en silencio. Por alegres coincidencias tenían varias clases en común en la universidad y hasta habían formado grupo para hacer trabajos. Más allá de gustarle físicamente, le encantaba tenerla cerca, que le haga reír con sus ocurrencias y le contagie su enorme energía. A pesar de ello no eran más que compañeros de estudio, no era su amigo y eso lo inhibía de invitarle a tomar un café saliendo de clases. Además su enamorado, -que estudiaba en la misma universidad-, siempre la esperaba en su auto o cerca de la facultad.
Ella no habría sido más que un lindo amor platónico de no ser porque un día la vio en uno de los pasillos de la facultad sentada en el suelo y mirando su cartera, haciendo nudos a las tiras que la decoraban.
- ¡Hola! ¿Se canceló tu clase?
- Alejandro, no. Me he quedado por aquí un ratito.
- La chica más ocupada que conozco está dándose una pausa, si hubiera sido…
- Disculpa que te interrumpa pero me gustaría estar sola. No es nada contra ti.
- Discúlpame a mí por no darme cuenta antes. Te dejo.
- Gracias, ya nos estamos viendo.
Horas después mientras estaban en clases, le preguntó por correo si estaba mejor. Ella estaba sentada a pocos metros así que él se daría cuenta del momento en que leyera su mensaje. Y así fue. Durante las dos horas de clase establecieron una conversación por correo. Se enteró que ella había tenido una discusión muy fuerte con su enamorado, pero que ya era una constante en su relación. “No eres ningún aprovechado”, se repetía con frecuencia a sí mismo para recordarse de que no debía intentar algo más allá que amistad, sabiendo que el corazón herido de una mujer es vulnerable, voluble, receptivo.
Pasaron las semanas y se volvieron amigos, ya habían intercambiado números de celular y entre consultas de estudios se gastaban bromas por mensaje de texto. Melisa quería verlos juntos y siempre que podía le hablaba a Paloma sobre él, cosas buenas obviamente. Poco tiempo después fueron por primera vez a tomar un café.
Él trataba de comprender cuando por momentos la veía con los ánimos bajos. Terminar una relación cuesta, nos desgasta, pero con el tiempo nos recuperamos si así lo queremos.
Cómo podría olvidar Alejandro que una noche de un catorce de agosto, seis meses después de ver sentada a Paloma mirando su cartera, le daría el primer beso en la puerta de la universidad, cuando se despedían. Fue un beso robado, cierto, pero inmensamente correspondido, como si ella habría dicho “¡Ya era hora!”.
Los meses pasaron y él no pudo hacer otra cosa más que amarla. Se graduaron juntos y gracias al tipo de trabajo que él consiguió pudieron viajar por el Perú y en cada lugar donde llegaron se entregaron, prometiéndose entre caricias el amor por siempre. Fue en un viaje a Trujillo durante el Concurso Nacional de Marinera que él le propuso matrimonio en pleno Coliseo Gran Chimú. El público asistente y testigo de lo que acontecía aplaudió y silbó emocionado.
La boda iba a ser muy especial, en Miraflores, un distrito que ambos adoraban y rodeados de familiares y mejores amigos. Ya habían planeado su luna de miel en Sao Paulo, Brasil. Alejandro soñaba con las fotografías que conseguiría ahí, un poco olvidándose de los nervios cercanos a un evento que todos deseamos sea irrepetible.
El gran día llegó otro catorce de agosto, en una mañana especialmente soleada para ser invierno en Lima. Quién podría imaginar que por ese pasillo adornado con flores blancas no iba a caminar nunca Paloma. Lo que inicialmente preocupó a ambas familias, terminó por separarlas. Ella nunca llegaría, se lo hizo saber minutos después una de sus hermanas, no dio más razones. Alejandro agradeció a sus invitados y con la frente en alto salió de la iglesia, resistiendo derrumbarse frente a tanta gente, algo que no pudo lograr en los brazos de sus padres.
No todos los días pierdes a la mujer de tu vida, menos de esa forma, pero el destino le puso en frente un reto. Tenía que superarlo y recobrar las fuerzas para seguir creyendo en sí mismo, para volver a creer en las personas. Su cámara lo acompañaría en esa etapa, así siempre sería. Definir la vida a través de sus ojos y mostrárselo al mundo era su misión y lo que quería hacer hasta el final de sus días.
(...)
Con el corazón acelerado, mientras iba acercándose al lugar del incendio reconoció las casas y parques de la zona. Una gran humareda negra envolvía al edificio Santa Úrsula y los bomberos habían cercado el lugar con sus vehículos. También había ambulancias y reporteros cubriendo la noticia en vivo. Bajó de la camioneta y siguió a pie ya con la cámara en sus manos. Tuvo que sortear varios autos y curiosos que iban en aumento. Conforme iba fotografiando lo sucedido se daba cuenta de que el fuego se apoderaba cada vez más del edificio.
Los bomberos entonces dirigieron escaleras para sacar por las ventanas a los residentes atrapados en niveles superiores. Hizo un zoom a una de las ventanas por donde se realizaba el rescate y de no ser porque tenía la cámara asegurada con una correa al cuello la habría dejado caer. Paloma y su madre salían inconscientes en camillas y auxiliadas por dos bomberos quienes las llevaron a una de las ambulancias.
Se quedó por un instante absorto y segundos después, sin saber exactamente lo que estaba haciendo, corrió detrás de la ambulancia. “Que no le haya pasado nada” – rezaba mientras sus piernas iban más rápido que sus pensamientos.
CONTINUARÁ...
Wow, me encanto este segundo capitulo, esta historia va haciendose mejor cada vez, no puedo esperar a leer el siguiente capitulo. Me encanta!!!. Felicitaciones
ResponderEliminarBeso enorme para ti.
Qué curiosidades tiene la vida, pero sabes, conozco un caso parecido. Un novio que dejaron plantado en la Iglesia, con el transcurso del tiempo se vuelve a encontrar con la que fue su novia en un Hospital...La vida es tan extraña.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarF.Gammadis, gracias!! Y paciencia que ya viene el siguiente capítulo.
Taty, la vida es tan extraña como impredecible. Gracias por tu comentario :)
Eduardo:
ResponderEliminarTe dejo aquí en tu espacio, en tu cuaderno abierto al mundo, un fuerte abrazo en Navidad. Hoy es Navidad, hoy es paz, armonía, luz, bienestar,y hoy te deseo todo lo mejor porque te lo mereces.
Un abrazo desde Stgo. de Chile.
ResponderEliminarUn gran abrazo hasta Santiago, muchas gracias por tus buenos deseos Taty, los mejores para ti!!
hola como etsa s
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