[Capítulos anteriores: I , II , III , IV , V , VI ] Cuando te conocí supe que no podríamos ser sólo amigos. Esa boquita rubí semiabierta como un botón de rosa cada vez que acomodabas tu cabello café me hizo perder la razón. Nunca me pude explicar bien por qué te hacían gracia mis bromas, si soy malísimo. Quizás porque me amabas. Jamás te lo dije, pero conquistarte fue una de las mejores experiencias de mi vida; cómo te hacías la difícil, la de la agenda ocupada, creo que me pasaría lo mismo si fuera mujer y tuviera tu belleza y carácter, lo entiendo perfectamente. Tampoco me explico por qué entre tantos pretendientes que tenías en esa época me elegiste a mí. Creo que sí me lo contaste una vez, que porque a pesar de ser un tipo torpe y a veces corriente, siempre fui transparente contigo. Sí, yo fui un transparente imbécil…