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Déjà vu

deja vu

El hombre al que sigo atentamente no descansa ni un minuto y sigue caminando a paso incansable. Estoy a unos cuarenta metros detrás de él, quien por momentos mira ambos lados, como si se tratara de un tic nervioso. Mantiene las manos en sus bolsillos, tal vez sea el tenue frío del casi extinto invierno o quizá esconda ahí el motivo por el que lo estoy siguiendo.

No pierdo de vista a mi objetivo y de tanto observarlo puedo predecir sus movimientos. Camina de modo extraño, como si los zapatos le incomodaran y evitara en cada paso la fricción con los talones. Su manía de mirar a los lados ha comenzado a fastidiarme así que decido calmarme encendiendo mi último cigarrillo, mientras seguimos por la enorme y concurrida avenida Buenos Aires.

En los cinco segundos que he demorado en encender el cigarro me han superado dos sujetos por ambos lados y me ha tomado otros cinco segundos entender que están tras el mismo hombre. Mi curiosidad se vuelve preocupación y la preocupación se transforma en pavor al ver que aceleran el paso conforme su presa voltea por una calle. Por un instante los pierdo de vista, no puedo más disimular y apuro también mi marcha. Están demasiado cerca y yo demasiado lejos. Uno de los sujetos se separa del otro y cruza hacia la otra acera. Me distraigo y al devolver la mirada adelante ya es tarde: el que no cruzó la calle ha sacado una pistola de su abrigo y ha estirado el brazo apuntando a la cabeza del individuo al que llevaba siguiendo y de quien ya conozco sus movimientos. Sé que nunca volteará a mirar atrás.

El sonido del proyectil retumba en toda la calle y el pobre tipo se precipita de cara al pavimento. ¡Malditos! La gente empieza a gritar y correr, los dos sujetos desaparecen rápidamente de la escena. Soy el único que en lugar de retirarse, se aproxima hacia la figura inmóvil del desgraciado, que parece estar ahogando sus últimos respiros en su propia sangre. En el corto camino cruzo miradas con una jovencita que por su semblante parece tener la sensación de haberme visto antes. Pasa por mi costado rozando ligeramente su mano izquierda con la mía. Llego hacia la víctima, que yace tendida sobre un charco escarlata. Casi sin pensarlo, le tomo del hombro y lo volteo hacia mí. Es entonces que mis rodillas caen pesadas sobre el pavimento, quebrándose con el resto de mi cuerpo, al descubrir que el hombre a quien han matado soy yo.



** Este relato es parte de un proyecto experimental de composición usando sólo mi celular como herramienta, ya sea para crear la historia como para tomar la imagen que la acompaña **


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Comentarios

  1. Muy bueno, Eduardo.
    Buen manejo del suspenso; creo que la redacción en tiempo "presente" ayuda a ello.
    Me gustó.
    ¡Saludos!

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    1. La historia es producto de un mal sueño y me pareció mejor contarla, como dices, en tiempo real. Así fue como la sentí y me desperté de un salto a las 4am!! Estoy contento de que te haya gustado, gracias por comentar Juan Esteban!

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  2. Muy buena¡¡ aunque el título dice mucho del final..
    Me ha encantado...escribes que da gusto y me mantienes expectante ante cualquier nimio cambio que hagas en el transcurso de la historia¡¡
    Así de fugaz puede pasar la vida ante cada uno de nosotros¡¡
    Magnifica historia¡¡ Un abrazo¡¡¡

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    1. Gracias por la observación Francis, tendré más cuidado con los títulos de mis historias. Qué bueno tenerte por aquí ¡Un abrazo!

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  3. Sólo de pensar en tener que escribir todo eso en el móvil me da algo. Jajajaja. El relato me ha gustado mucho. Debe ser terrible vivir algo tan trágico y revivirlo una y otra vez. Besotes!!!!

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    1. Te aseguro que no fue empresa fácil, más que la evidente incomodidad por la dimensión de la pantalla y teclados, fue la constante distracción (notificaciones de correo y redes sociales) lo que hizo que demorara diez días en terminarlo. Gracias por leer, un beso!!

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  4. La verdad es que me gusta como escribes ¿y desde el móvil? madre mía, que valor jajajaja
    saludos

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    1. Hola Kristalle muchas gracias!! Tengo a este pequeño monstruo llamado BlackBerry Q10 (foto) como herramienta para mi proyecto, el teclado físico hace la experiencia menos traumática. ¡Saludos!

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  5. Hola Eduardo:
    Antes de comentar, aplaudo tu ingenio y habilidad para escribir desde el celular. Yo no podría concentrarme con los persistentes sonidos de aviso de las redes sociales.
    El relato es bueno porque de a poco comienza a subir de intensidad logrando que el lector se aferre al escrito y, comience a elaborar teorías y conclusiones.
    Abrazos todos.

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    1. Mi estimada Taty qué bueno contar con tu visita, de hecho fueron esos avisos distractores los principales obstáculos a superar. Luego de esta primera aventura me siento más preparado para los siguientes relatos que escribiré usando el móvil. Gracias por leer y comentar, un beso!

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  6. Eduardo, solo desearte que tengas días adecuados a tus creencias. Si eres creyente: recogimiento. Si eres libre pensador: descanso y esparcimiento.
    Abrazos todos.

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    1. Considérame un libre creyente Taty ¡gracias por los buenos deseos!

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  7. Ver venir tu propia muerte debe de ser algo traumático. Descubrí el final casi al final de la lectura, así que puedo decir no lo adiviné de una. Muy buena historia, y más mérito tiene el texto al ser escrito por cell. Yo no podría.
    Saludos.

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    1. Literalmente una pesadilla, Raúl. Felizmente no se ha repetido, de hecho últimamente me tocan sueños aburridamente cursis. ¡Gracias!

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