19.8.10

Una ola no se repite: 4. Valeria

(Capítulo anterior: 3. Tenemos que hablar
Primer capítulo: 1. La primera impresión
Preparen popcorn!!)
La Costa Verde. Miraflores, Lima - Perú

El día que le propusieron matrimonio tenía puesta la sonrisa más cautivadora jamás vista. Ni en sus sueños de niña imaginó que un desayuno en la cama durante un fin de semana en un club campestre vendría acompañado de un anillo escondido en una tacita blanca de azúcar. De sus labios humedecidos por algunas lágrimas de felicidad salieron palabras cortas, pero hermosas como ella. "Mi amor, sí ...¡Sí!" Logró decir mientras abrazaba a su hombre. Marco Rebatta - quién lo diría - sería quien llevaría a la encantadora Valeria al altar.

- Cómo se te ocurrió amor, fue perfecto.
- Estuve pensando en todas las maneras de hacerlo. No sabía cómo ibas a reaccionar. Vamos a ser muy felices.
- Ya somos felices.
- Más, entonces.

Sellaron su postal de amor con un beso tierno y ese fin de semana Valeria se sintió como en una nube. Se moría por contárselo a su mejor amiga Sandra pero quería que su madre lo supiera primero, sabía que era de resentirse fácilmente y además Sandra aún no regresaba de Madrid, en donde tenía que cerrar personalmente un negocio familiar. Mejor era entonces disfrutar el momento y ya de regreso a Lima compartir la noticia. Acordaron hacerlo el siguiente fin de semana aprovechando el almuerzo por el cumpleaños del papá de Marco, un prestigioso abogado dueño de un estudio profesional en San Isidro que llevaba su apellido y que hizo fortuna defendiendo a varios ex funcionarios públicos acusados de corrupción durante la década de los 90.

Marco debía viajar por trabajo a Argentina a primera hora del Lunes y retornaría el Viernes, dos días antes del cumpleaños. A pesar que siempre estaban comunicados, no tendrían mucho tiempo para alistar la sorpresa, así que durante el regreso a Lima conversaron sobre asegurarse de que asistan los padres y hermanos de Valeria, del momento adecuado para dar el gran anuncio - no muy temprano ni tampoco esperar a que los tragos empiecen a surtir efecto - y comprar vinos y ropa en Argentina para regalarle a Don Rebatta ese día.

Valeria no pudo tener un mejor comienzo de semana. Llegó temprano a trabajar y asumió sobresalientemente su labor de jefa de relaciones corporativas. En esa empresa fue donde ella y Marco se conocieron, por lo que algunos rincones - donde seguramente la cámara de seguridad no llegaba - le traían buenos recuerdos. Sonreía de pensar que antes de ser enamorados - hace tres años - Marco le parecía algo arrogante y serio, empeorando que lo consideraba muy viejo para ella. Pero a la vez admiraba su inteligencia y determinación, por esa ventana semi abierta entró la flecha del amor. Ahora Marco formaba parte de un pool de asesores legales de una compañia española de seguros, donde le iba cada vez mejor gracias a sus habilidades de dirección.

Ese Lunes Valeria salió temprano para recoger la laptop personal de Marco que había encargado hacer mantenimiento y al salir se puso su anillo de compromiso para mirarse la mano mientras manejaba. Le encantaba, pero sabía que hasta el domingo no podría usarlo. Era el mejor secreto de su vida. Llegó al local donde había dejado la laptop y esperó a que el encargado le trajera el equipo. Llamó al celular de Marco para saber cómo le iba en Buenos Aires, pero no contestó. Mientras le dejaba un mensaje, salió el empleado con la laptop y la factura.

- Mire señorita, aqui tiene una lista de lo que hemos detectado en su computadora y las reparaciones.
- ¿Y ya está bien? Se paraba colgando.
- Tenía un spyware y enlaces de aplicación rotos.
- ¿Eso es malo?
- Como una especie de virus, pero le hemos instalado todo desde cero, como si saliera de fábrica.
- Pero y la información...
- No se preocupe, todo está en esta carpeta, mire le enseño.

El joven encargado, entusiasmadísimo por tener a una chica tan guapa a su lado, le daba muchas explicaciones - demostrando que conocía el tema - pero que Valeria no entendía, sin embargo ella asentía satisfecha. Durante el repaso por carpetas y archivos, Valeria reparó en una foto de una mujer sonriente que ella alguna vez vió pero no recordaba dónde ni cómo. Le prestó poca importancia y pagó por el servicio, agradeciendo al muchacho por la explicación y los tantos regalitos - lapiceros, fundas para laptop - que éste le ofreció atentamente.

Por más que intentó - a pesar que ella no se consideraba celosa -, no pudo quitarse de la cabeza la imagen de la chica sonriente. Llegó a su casa y encendió la laptop para ver si por lo menos conseguiría recordar de dónde era que la había visto. No era una foto, sino un pequeño video de treinta y dos segundos de duración. Cómo romper el corazón de una mujer en treinta y dos segundos. La mujer del video no solo agradecía noches inolvidables, sino que llamaba amor a su Marco. Ahora la recordaba, era a quien Marco habia descrito como la insoportable practicante de derecho que habían contratado hace unos meses en su trabajo. Hubo silencio, tanto que ni su respiración lo podría cortar. Al silencio sucedió lo inevitable: lágrimas imposibles de secar y el llanto amargo de la rabia atorada en la garganta. Así estuvo por una hora hasta que sintió que la cabeza le iba a explotar del dolor. Se echó en su cama y se cubrió como dejando que las sábanas la entierren viva. Pensó en quedarse así por días, pedir vacaciones y alejarse del mundo. Pero no valía la pena, ya no. Miró la pantalla de la laptop en su escritorio y ahí estaba aún la imagen del video con la mujer sonriente grabándose a sí misma. Sintió asco y cerró la computadora para volver inmediatamente a su cama.

Durante los siguientes días no contestó las numerosas llamadas de Marco y fue su mamá quien le dijo que la veía muy extraña pero por algo será que no querría conversar con él. Bendita la conexión invisible madre-hija. Valeria decidió concentrarse en su trabajo para no tener que pensar en Marco y hacerse daño. El Viernes en la mañana recibió un mensaje de texto: "Amor ya llegué. No sé qué tienes pero lo vamos a conversar". Ella ya no quería nada, ni siquiera verlo. Tenía reuniones durante el día y por la tarde un par de entrevistas a postulantes en un cargo de publicista, eso la mantendría ocupada y distraída. Pero sabía que tenía que enfrentarlo y terminar con todo de una vez. Aceptó a insistencia de Marco una cena en un restaurante frente al mar, pero ella tambíen llevaría su auto.

- ¿Por qué no me quieres mirar?
- Marco, no sé ni por qué estoy acá contigo.
- Pero de qué hablas, no entiendo absoultamente nada.
- No quiero hacer un papelón, ¿Podemos irnos por favor?
- ¡Pero acabo de hacer el pedido!
- ¿No tienes nada que decirme?
- Te amo.

Valeria no pudo soportar más, se levantó y salió apurada del restaurante. Esperó que le trajeran el auto y arrancó lo más rápido que pudo. Marco dejó unos billetes que cubrían holgadamente la cena incluyendo propina y siguió a Valeria. Aceleró su BMW X5 y consiguió estar tras de ella, haciéndole señales desesperadas con las luces. Para ese momento ya tenía claro lo que estaba ocurriendo pero confiaba en que podía solucionarlo. Valeria miró su espejo retrovisor y le pareció tan ridícula la persecución improvisada que decidió estacionar por el malecón de Barranco. Estuvieron por varios minutos ambos autos detenidos uno detrás del otro. Finalmente Valeria bajó del suyo y abrió la puerta del copiloto del auto de Marco.

- Vale, sea lo que sea tu siempre has sido la única.
- Pensé que te conocía.
- ¿Alguien te ha contado cosas de mi? ¿Por qué no me preguntaste primero?
- No fue necesario. Lo vi.
- ¿Cuándo me has visto?
- ¿Hoy fuiste a trabajar?
- Claro, qué tiene que ver eso.
- Qué te dijo la practicante, ¿Te extrañó?
- Puta madre no me digas que estás celosa.
- Estás quedando peor Marco. Eres un sinvergüenza.
- (Larga pausa). Mira Vale, algún día iba a contarte todo porque entre nosotros no debe existir secretos. Hubo un momento que me sentía agobiado por el trabajo y te tenía lejos, estaba solo. Esta chica me agarró débil y no sé qué me pasó. Pero te juro que no tengo ni amistad ahora con ella, todos saben que tu eres mi novia y que nos vamos a casar, que quiero mi vida junto a ti. Por favor piénsalo bien, tenemos algo demasiado fuerte para permitir que algo así nos afecte.
- Ya no te quiero ver más, Marco.
- (Empieza a notarse caer una lágrima) Esto no se puede quedar así Vale, voy a luchar por ti.
- No lo intentes, es lo último que te voy a pedir.

Valeria extendió su mano izquierda y colocó en el bolsillo del saco de Marco el anillo que hace unos días había contemplado puesto. Marco la conocía bien y sabía que era inútil intentar retenerla, dejó que se baje del auto y la vió caminar en sentido opuesto a su auto. Esperó por casi una hora y partió resignado. Unas calles más abajo alcanzó a verla sentada en una banca de un parque. De cerca la observaba un vigilante del barrio, lo que le dió algo de tranquilidad de que iba a estar bien.

Si no fuera por su encuentro inesperado con uno de los postulantes al que había entrevistado en la tarde y que estaba borracho en un jardín, Valeria habría continuado caminando y pensando en cómo seguiría adelante luego de haber roto su maqueta de sueños, de vida. Era una semana para olvidar en la que la flecha de su destino le indicaba una dirección diferente, incierta. Su madre siempre le dijo que las cosas sucedían por algo y quizás la señal vino con una laptop recién reparada. No pudo dormir mucho y el Sábado se levantó con la decisión de volcar toda su energía en el gimnasio y el trabajo. Era tambien hora de un cambio de look, eso ya lo vería con Sandra después.

Por la tarde revisó algunos papeles del trabajo y vió los dos Currículum Vitae de los postulantes. Vió el de Diego e hizo una ligera mueca con la boca, como una madre comprensiva con la travesura de su hijo. Por alguna razón se quedó leyendo el documento y recordó que lo había descubierto víéndole los senos en la entrevista - que si bien le incomodó - ahora le parecía una situación divertida. 


Por extraño que parezca, ya tampoco le importaba haberlo encontrado durmiendo en la calle, sino el momento en que se quedó callado mirándola en el auto mientras ella estaba destrozada, respetando su silencio. En un despojo de timidez y rompiendo todos los protocolos, Valeria Molina tomó su celular y marcó el número que aparecía en el Currículum Vitae, podría después de todo haber encontrado a un nuevo amigo.

CONTINUARÁ...

SIGUIENTE CAPÍTULO: 5. Te voy a extrañar


7 comentarios :

  1. Realmente valio la pena la espera de tu historia, tienes una inspiración única... me muero por leer el siguiente capítulo, sigue así Eduardo que llegarás muy lejos!
    Un fuerte abrazo.

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  2. me encantó!!!! tienes razon piti! le va a pelo la canción de camila!
    Espero la continuación!
    besitosssssssssss!

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  3. Muchas gracias por su paciencia y por estar siempre atent@s =)

    PD. Piti esa canción creo que pedia estar en este capitulo.

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  4. Saludos gracias por visitar y seguir mi blog yo también te sigo, y que sigan brotando las palabras, como estela a la luz del alba. Espero seguir compartiendo. Besos.

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  5. Eduardo, estás llevando tus personajes al límite, y eso resulta muy atractivo...Veremos qué hará Marco, y Valeria está herida, una mujer herida es capaz de todo.
    Un abrazo.

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  6. Pamela Janet, un gusto leerte y que bueno ahora que me sigas! :)

    Taty, muchas situaciones extremas son consecuencia de nuestros propios actos, por lo que debemos aprender solos a salir airosos. Te mando un abrazo.

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  7. en momentos así lo que se necesita es alguien que simplemente te escuche..

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