30.5.12

Diario de un perdedor: IV. Mi mejor amigo

[Capítulos anteriores: IIIIII]

Mi mejor amigo se llama Julián. De niños vivíamos casi uno al frente del otro. No estudiamos en el mismo colegio pero todas las tardes jugábamos en una cancha de fútbol que creamos con tierra y pintura amarilla sobre un terreno desocupado cercado por muros de ladrillo. Jóvenes y avezados como éramos,  trepábamos el muro sin dificultad y jugábamos ahí por horas con otros niños de todos lados de la ciudad que conocían el secreto del Maracaná, como le llamábamos a la cancha.

23.5.12

Diario de un perdedor: III. El club



[Capítulos anteriores: III]



Este bar no va a cambiar nunca. Mejor así, me gusta que conserve ese toque clásico de siempre,  con la apariencia de una casa vieja llena de muros gastados y columnas de madera que alguna vez brillaron, con luces tenues que otorgan puntos de encuentro para novios apasionados y perfectos escondites para amantes prohibidos. Aquí viene la misma gente: el escritor bohemio del libro incompleto, los oficinistas del banco de crédito,  las secretarias coquetas celebrando su trigésimo aniversario por enésima vez y los estudiantes universitarios que siempre andan de fiesta. Veo al mismo vigilante de la entrada, al mismo barman, a la chica de la caja, todos hemos casi envejecido juntos. Conocemos en secreto parte de nuestras vidas, somos como un club clandestino que aunque fuerte y unido, los miembros sólo nos conocemos de vista. Sin misión ni visión ni reuniones programadas ni huevadas burocráticas. Nuestro pacto y lema es la libertad y el silencio.


14.5.12

Diario de un perdedor: II. Tiempo



[Capítulo anterior: I. Manuela]



Se me está cayendo el pelo. Luego de pasar la primera etapa de negación, me estoy resignando a aceptar que el proceso irreversible de quedarme calvo ha comenzado. Ni la marca de shampoo, ni el stress, la falta de sexo o el ser muy pajero fueron argumentos suficientemente fuertes para explicar el fenómeno que me sorprendió hace unas semanas mientras me duchaba, cuando luego de una viril rascada de cabeza -con shampoo Marcadesupermercado- vi que las palmas de mis manos parecían haber acariciado a un pastor alemán. Los siguientes días fueron peores: en las mañanas veía mi almohada decorada de cabellos y no precisamente de mujer -ya volverán esos días- y por las tardes mientras trabajaba veía de vez en cuando cayendo tranquilos uno a uno, a veces en pareja, mis  nunca bien ponderados hilos capilares.

10.5.12

Lasciamo passare il momento



In un pomeriggio di autunno
quando morivano i fiori
mentre le nuvole litigavano
il tuo sorriso ho visto trasformare
il tuo sguardo oscurarsi

E dalle tue labbre umide

che fino ai sogni mi baciavano
uscì una frase precisa
che ancora soffro nel ricordarla:
"lasciamo passare il momento"

La vita intera avevo davanti

o almeno a questo pensavo
fu per il troppo pensare al domani che
ci siamo distratti per cose assurde
affogati nelle lacrime dolci

Oggi che non sei più al mio fianco

rivedo di nuovo i miei passi
e gli ostacoli che ho superato
vivo ore grigi, notti insonni
e crudeli mattine senza speranza

Ma se per coincidenza o pietà del destino

si incroceranno di nuovo i nostri cammini
sicuramente verrò con te
non sono cambiato, però ho imparato
che il tempo passa e non ritorna



(Milan, 10 de Mayo 2012)